sábado, 11 de junio de 2011

Guardadito está más guapo

He hecho una caja nueva! Era una caja que le regalaron a mi madre, de cartón, y que contenía un bonito pañuelo. Yo, como pañuelos ya tengo, me fijé más en la caja. Después de varios mama damelas y varios porfas q tú no la quieres, conseguí la tan ansiada caja y empecé a hacerle de todo a la pobre. Mirándola fijamente, me acordé de ese gran programa de mi infancia Art Attack (anda que no me pasé sábados pegada a la tele por ver al manitas!!) y cola blanca en mano, papel higiénico por la otra (quiero apuntar que después de varias amenazas de mi madre, no gastaré nunca más el papel higiénico en vano...) forré la caja. Quedó con una textura rugosa y blanca muy bonita cuando se secó la cola. Pero... ¿blanca? ¿Sólo blanca?? No no y no. Ahí estaba mi lazo de tul púrpura para darle la gracia final. Eso, y el papel de seda, que no sé yo lo que va a durar... ¡cómo para empapelar un piso de 30 metros cuadrados en Madrid!






Eso, y un poco de gracia poniendo unos geles dentro, y ¡voilà!





Ya de paso, aprovecho para enseñaros algunas de mis primeras cajas. La mayoría se las he endosado a mi madre, porque yo no tengo más sitio, pero seguiré haciendo cajas, porque me encanta!



Estas cajas de diferentes tamaños sirven ahora de joyero en la mesita de noche de mi madre, muy bien empleadas.





Dos cajas con motivos cafeteros (me encanta el café, no lo puedo evitar) y de chocolate (que aún me gusta más).




Después de elaborar unos mini pastelitos de fimo, los coloqué encima de una cajita pequeña que decora de la forma más dulce posible (advierto, no se pueden comer... una lástima).


En fin, tengo otra caja entre manos, pero es para un regalo muy especial, así que no la cuelgo de momento para que no la vea aún! Eso sí, dejaré de a un lado por fin el color púrpura.

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